El baile de ultratumba que igualaba a reyes, frailes, campesinos y mendigos, tenía en muchos casos un cometido de sátira social como lo destaco el historiador J. Huizinga, y así lo asume el poeta Saúl Ibargoyen, en estos textos. El absurdo del mundo posmoderno se pone en escena en esta pista danzante del tango negro.