Las obras de Víctor Hugo Rascona, Las nunca son lo que parecen. Nos deparan sorpresas, nos guían a través de corrientes subterráneas por situaciones y mundos misteriosos e inquietantes en los que reinan la paradoja y la ambigüedad. Es el caso de Table Dance, que en una primera aproximación parece una obra casi documental que ilustra un hecho trágico ocurrido hace años en un antro de la Ciudad de México, en el que clientes y trabajadores del centro nocturno murieron atrapados por asfixia y quemaduras. Sin embargo, Víctor Hugo va más allá de la simple denuncia documental, pues a partir de esta historia incursiona en la metáfora y logra hacer de la muerte de estas ´teiboleras´ un ritual de sacrificio casi religioso, como si fueran parte de una ofrenda purificadora.
Más que compasiva, la mirada dé Víctor Hugo es cruel y crítica, pero generosa también. En especial con las sacrificadas, pues nos muestra a estas mujeres en toda su humanidad. Nos permite echar un vistazo a los bajos mundos del narcomenudeo y la prostitución, que aún despojados de toda visión romántica, pueden ser capaces de fascinar y despertar fantasías, por más retorcidas que éstas sean.áTable Dance espera todavía su puesta en escena, un montaje lleno de fuerza, imaginación, profundidad y audacia que encarne y dé vida a este magnífico texto dramático.
Mario Espinosa.
