Como su título indica, este libro resume la historia del arte europeo que se inició al finalizar la Segunda Guerra Mundial, ofreciendo una visión sinóptica que sitúa unos acontecimientos que se han dado con velocidad vertiginosa y de manera simultánea en distintas geografías europeas. La diversidad y simultaneidad de estos fenómenos, contradictorios en apariencia, ha dado origen en el público aficionado a una sensación de caótico desorden. Después de las vanguardias aparecieron lenguajes y prácticas artísticas que no pueden ser reducidas a una única línea que hilvane un estilo tras otro, o reducir la historia del arte contemporáneo a un esquema con dos líneas paralelas: lo ocurrido en París y lo ocurrido en Nueva York. Esta dicotomía, surgida de intereses políticos en la década de 1950, ha empobrecido la visión del arte contemporáneo y reducido la diversidad de muchos experimentos desarrollados por artistas individuales a grandes categorías servidas, además, como rivales.
