SOL ES VERDE SI LO MIRAS, EL

SOL ES VERDE SI LO MIRAS, EL

Editorial:
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN
Año de edición:
Materia
Poesía
ISBN:
978-607-27-2278-1
Páginas:
138
Encuadernación:
Rústica
$ 160.00
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Cuántos insospechados niveles de la lengua pone en juego Diana Garza Islas en su escritura, una potencia verbal ahora más afilada en su agazaparse: disfrazados alejandrinos, octosílabos norteños, rítmicos pies idos entre líneas; léxicos que van con tersura –como es tersa una piel de pez– del giro regio a la prásina y los atramentos, de queratectasia y mercromina a la ecovía y la chocomenta; apuntes del soplo de Di Giorgio y Milán o un neologismo tachado de Girondo, de quien dice Dardo Scavino que “mezcla deliberadamente en sus versos los estratos que el lingüista se preocupa por distinguir en su disciplina”; Garza Islas trabaja con esos y con otros más, estratos que van de la fonología a la pragmática y que, dejada atrás la progenie de Saussure bajo su toldo, se remontan a torcer las vetas brujas y los mantos acuíferos de las infancias. Habría además que comparar “Topatumba” o “Mi lumía” de Girondo, esos fervores sexuales tolerables por su desconcierto verbal, con “Que no se llame Asdrúbal” de este libro, donde el desconcierto es de todo: del sexo, del amor y de la lengua. “No versa sobre ver este poema”: nos hartan ya los libros sobre, y más los poemas que tratan de: si de algo vale aún el marco del país, digamos que en los poemas de Garza Islas ocurren cosas que no pasan en ninguna otra escritura mexicana. -Gabriel Wolfson

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