La rara lógica del mundo de Ashbery no llama la atención sólo por su extrañeza, sino porque; en muchas ocasiones, ese mundo, en algunos de sus versos, en una o dos estrofas, adquiere de repente plena coherencia en su sentido más convencional y a la vez apunta hacia el absurdo del mundo construido mediante la lengua. Esa conjunción es lo que distingue de forma singular su poesía.