Frente a la idea tradicional del romancero como género oral, los romances se entienden en esta obra no como un ente estable e invariable sino como un conjunto de textos que evolucionan y se modifican durante su transmisión impresa. Su estudio se aborda aquí desde una perspectiva innovaora que tiene en cuenta tanto las condiciones físicas de sus principales transmisores (canciones, romanceros y pliegos sueltos) como las circunstancias en que éstos se componen. La posibilidad de una edición crítica se defiende con un minucioso análisis de todas las fuentes, desde el Cancionero general (Valencia, 1511), hasta el Cancionero de romances y la Silva de varios romances, para llegar a conclusiones que cuestionan la visión actual del romancero hispánico y ofrecen nuevas posibilidades de interpretación.