Los conejos creían que sólo existía su campo verde, porque nunca habían salido de él; por su parte las mariposas pensaban que las flores, el aire, el Sol, la Luna y las estrellas les pertenecían. Un día los conejos y las mariposas se encontraron, se hicieron grandes amigos y aprendieron a convivir comprendiendo que todo lo que les rodea es de todos.
Este cuento nos invita a reconocer que la amistad puede unir a los seres, más allá de cualquier diferencia entre ellos.