Figura destacada del rock español, Igor Paskual compone canciones, canta, toca la guitarra y además escribe. Pero para él la escritura no es un juego ocioso de rockero que aprovecha su popularidad para hacerse el interesante. No, en su caso forma parte de un todo, de su poliédrica actividad creativa, disfruta con ello y es un cuidadoso narrador preocupado por forma y fondo. En “Rugidos de gato” recopila parte de las columnas que a lo largo de los últimos años ha ido publicando en el suplemento cultural del diario El Comercio. En ellas descubrimos, en contra de la leyenda, a un rockero ilustrado, poseedor de vastos conocimientos artísticos y, por supuesto, musicales. Alguien que no hace distingos entre la música popular o la llamada clásica, un espíritu inquieto que absorbe y analiza información que luego traslada a sus escritos, en los que despliega una sinuosa y excelente escritura con la que puede mostrarse incisivo, categórico, irónico o transmitir entusiasmo por su último descubrimiento musical.
