Los vigorosos años cincuenta fraguaron al joven González Pedrero como un referente de la intelectualidad militante, su impulso rebelde le llevó a escribir aquel ensayo de 1959, La revolución cubana, que lo define como un cruzado de las ideas revolucionarias, de vanguardia de la época. Esto explica que haya fundado junto a Carlos Fuentes, Victor Flores Olea, Elí de Gortari y Francisco López Cámara, entre otros, la revista Política, que intentaba rescatar del uso trillado y vulgar el ejercicio de la cosa pública.
La riqueza de la pobreza, que una vez más de edita, es un ideario que invita a reflexionar sobre las contrariedades y paradojas del mundo contemporáneo. Regresar a este clásico nos permite revisar los pendientes de los finales del siglo XX y tomar conciencia de los desafíos actuales. Es un texto que por su actualidad y su aguda visión ayuda a comprender la necesidad de encontrar un camino de progreso sin negar la individualidad pluricultural de la nación ni abolir la riqueza tradicional de México, su lectura confirma que la rica tradición literaria de la que es depositario nuestro Estado, busca generar un cambio de conciencia y de comportamiento social que habrán de contribuir a la construcción de una mejor ciudadanía, y lo hacemos abrevando en el pensamiento diáfano y vigente del maestro González Pedrero (en ocasión de su aniversario número 90), quien durante su gobierno siempre sostuvo que ?la cultura no es un concepto abstracto, ni una práctica aristocrática; es quehacer cotidiano que nos identifica como miembros activos de una colectividad y que, al mismo tiempo, influye en cada uno de nuestros actos. Por lo mismo, es parte sustantiva de los afanes por el desarrollo de Tabasco?.