El presente libro recupera el cine de la revolución mexicana para explicar dos procesos, el de la formación del nacionalismo mexicano y el sentido de la revolución.
Se plantea que a través de las películas se pueden observar los síntomas del modernismo vernáculo. Es decir, la formación del nacionalismo mexicano introdujo las referencias de la modernidad alimentadas por el folclor local, combinándolo con tendencias ideológicas, estéticas y culturales de tipo transnacional. Así, estas expresiones propusieron representaciones iconográficas y discursivas del Ser nacional a fin de reformarlo y reconocerlo como arquetipo de la nacionalidad dentro del discurso de la modernidad. Para este fin fueron descritas las tres tendencias culturales de interpretación de la revolución durante las décadas de 1920 y 1930. Se mostró cómo la definición, específicamente cinematográfica, de la identidad nacional deambuló por tres espacios alegóricos: el campo, bruto y salvaje; la escuela redentora de una infancia trágicamente humillada; y el teatro de carpa con el pelado urbano como actor principal, dejando al mexicano en un estado de indefinición, de axolotl, retomando la metáfora de Roger Bartra- a la espera de la concreción de la revolución.