Es natural que la filosofía de la historia deba seguir una línea de desarrollo paralela a la de la historia. Donde el conocimiento histórico existe sólo de forma desordenada y casual, sólo habrá una filosofía de la historia tosca e intrascendente. Donde el conociemiento histórico sea algo que posea una elevada organización, la filosofía de la historia constituirá una ciencia filosófica unitaria y definida cuya importancia corresponderá más o menos a la importancia de la historia en el pensamiento humano como un todo.