Escribo libros y toco saxofón. Grabo discos. Hago programas de radio desde hace décadas. Me gusta la música y me interesa compartir, no imponer, mis gustos: seducir, no arrebatar. Hablo de casi toda la música aunque habrá quien se crea que sólo el jazz, el blues, el rock pueblan y han poblado mi pluma, mis orejas y mis pies. Bailo. Amo bailar. He sido periodista. En muchas de mis labores profesionales me planteo los asuntos para abordar su conocimiento y difusión, como si fuera desde una mesa de redacción. Contextualizo. Busco hacerlo. Cocino también. Me gusta cocinar, compartir y comer. Mi amada compañera y socia insiste en que en otra vida fui mesonero. Improviso con los ingredientes frente a la estufa y regularmente improviso frente a la vida así como con mi soplado instrumento. En mi tarjeta de visita se lee: "escritor y saxoservidor" y en otra, supuestamente más formal, reza "Coordinador del área de improvisación crítica" de un Instituto de Estudios. Leo. Eso soy: lector. Me gusta leer literatura y también escribirla. Me gusta leer la realidad, conocer la realidad, hurgarla, escudriñarla, escandirla como a un poema consciente de que estamos frente a un ser vivo y no practicando autopsia alguna. Amo conocer palabras y emplear palabras para conocer realidades. Busco comunicar, comunicarme. Estudié, estudio Historia, historias, las leo, las escribo, las reescribo. Lo hago todo el tiempo. Lo he hecho todo el tiempo. Esto no termina. Es una lucha. Es una tarea. Es un placer ¡Venga la memoria no la nostalgia!, ubiquemos. Y de pronto hablo en plural por serme natural el colectivo. Conozcamos. Combatimos al olvido y con ello inventamos antídotos contra la muy ponzoñosa desmemoria. Odio el lugar común. Aprecio los recursos, detesto las recetas. No sé si esto que he dicho me permite contestar la pregunta ¿quién eres?, pero sí, al menos, algo puede funcionar para responder a la interrogante:¿qué haces?
Miro el mar y me zambullo. No sé nadar. Aprendo.