A partir de sesenta y dos poemas organizados como un extraño alfabeto, Población de la máscara crea un museo de visionarios y fantasmas que nos conduce por la vida y la obra de algunos de los artistas contemporáneos más radicales. Sea que se dirijan a nosotros desde el sueño o desde el más allá, los personajes invocados por Francisco Hernández reconstruyen episodios clave de sus existencias a partir de sus propios autorretratos: biografías marcadas por el delirio y los tormentos del genio, el fulgor y la penumbra de las visiones, el combate interno. En el más camaleónico de sus proyectos, Francisco Hernández se pregunta por la identidad personal de creadores que cada día, al asomarse a un espejo, debieron enfrentarse con sus muchas otras voces.