Cuando todo parece haber perdido sentido y los motivos que nos daban felicidad se han esfumado, es necesario cambiar de perspectiva, modificar nuestro pensamiento y nuestra actitud para adaptarnos y gozar del presente; es la única forma de superar el pasado y dejar de inquietarnos por el futuro. Y eso, precisamente, es lo que haría un buen pescador de sueños.