- Editorial:
- PARAISO PERDIDO
- Año de edición:
- 2023
- Materia:
- Narrativa Iberoamericana
- ISBN:
- 978-607-8646-51-7
- Páginas:
- 144
- Encuadernación:
- Rústica
- Colección:
- Árbol adentro
PERSEGUIDORES, LOS
CHACÓN, PABLO IGNACIO
Los perseguidores de este libro buscan formas imposibles, conocimientos perdidos, siguen la estela de una intuición incomprobable, a la vez que son perseguidos por instancias estandarizantes como la academia, el sentido común o la ciencia utilitaria. Los relatos de Pablo Chacón hablan de nuestra condición mundana, pero están hechos con la misma materia que la música y los sueños.
Un pájaro que contagia vanidades. Un hombre que busca descifrar una cartografía oculta en el aire. Una arqueóloga obsesionada con un muro en medio de la nada. Un cuaderno que cobra vida. En estos cuentos raros, que se inscriben en la tradición de las escrituras imaginativas e irracionalistas, lo distópico convive en armonía con lo mitológico, lo fantástico con lo infraordinario, y las divagaciones metafísicas con el humor del auto escarnio.
«Éste es un libro de cuentos atípicos. Los personajes que en ellos habitan, son únicos en su marginalidad, en su enfermedad —física o espiritual— y en su desamparo. Al leer la obra de Pablo Ignacio Chacón, tengo siempre la impresión de encontrarme en un intersticio o una suerte de no-lugar: sus historias campean entre lo fantástico y lo siniestro, entre el folclor peruano y la distopía onírica, entre el cuento y la crónica absurda de la realidad latinoamericana. En medio de todo esto, la prosa de Chacón impone su voluntad de desvelar las vidas de estos seres que, de tan extraños, dan siempre una sensación de familiaridad perturbadora.
Éste es, repito, un libro de cuentos atípicos, pero el adjetivo no alcanza a describir el paisaje tan variado que nos muestran los Perseguidores. Antes bien, me parece que la calificación más adecuada para estos cuentos la sugiere el propio Chacón en su libro: la luz que mana de estos relatos es tan intensa que hará sopa con tus sesos si no te pones gorra». —Hiram Ruvalcaba
