El perfil del viento es a la vez algo muy concreto y evanescente, como el mal. Y al mal, como al viento, no lo podemos ver de frente sino de perfil. Sin embargo, la literatura hace que esa mirada sesgada, como en el cubismo, también sea frontal. Alejandro Arras es muy consciente de esta situación en sus relatos, por eso su construcción de las tramas es tan sutil y matizada, para así poder nombrar a la incomodidad con la que vivimos nuestro tiempo. Incomodidad que no podemos llamar pesimismo sin sentir cierta duda. ¿Su autor desconfía del mundo o lo acepta como es y por eso el mal está presente?