“La forma no es nunca más que la extensión del contenido” reza la máxima expuesta por Charles Olson –tomada de una carta de Creeley- en su célebre ensayo “Projective verse”. Y Pedazos tal vez sea la obra que mejor articula el pensamiento del poema en cuanto centro de energía, de la escritura concebida como proceso y campo compositivo, escritura del continuum, membrana sensible. Ajeno al encorsetamiento y prestigio de formalismos caducos, el poema, el libro de Creeley, es simultaneidad y amalgama (trozos, costuras, retales), elipsis de un flujo y locus de experiencia.
MARCOS CANTELI