En los últimos quince años ha aumentado considerablemente el número de obras literarias dedicadas al tema de la violencia y los desaparecidos en México. A diferencia de los productos de la denominada narcoliteratura, en estas manifestaciones predomina una intención de denuncia, reivindicación y memoria. Ante el vacío o la manipulación de información, la literatura se presenta como un espacio que desafía el silencio y el miedo impuesto, en la construcción de unas narrativas de lo invisible. Estas composiciones se acercan a lo documental y lo testimonial, pero sin olvidar el aspecto estético, combinando la dureza del tema tratado con el cuidado formal y la búsqueda de nuevos caminos expresivos. Este trabajo reflexiona, entre otras cosas, sobre lo que implica hablar de la violencia y los desaparecidos desde la literatura y observa las posibilidades y límites del lenguaje en relación con el dolor y lo emocional. La literatura consigue expresar y significar de otra manera; expandir su significado en varios niveles simultáneos y no excluyentes, más allá de los hechos, más allá de lo literal. Junto a los datos, los textos literarios ofrecen reflexiones, conjeturas, visiones, interpretaciones, valoraciones. Los juegos de la imaginación, en forma de metáforas, símbolos, comparaciones y otras figuras retóricas, permiten ampliar la significación y matizar lo enunciado; hacer al lenguaje decir más, poniendo de relieve la eficacia del discurso literario y su función liberadora.