En el centro de este mundo, un hombre y dos mujeres. Un hombre, una adolescente y una niña. Y entre ellos, serpenteando silencioso, el deseo. Pleno, añejado con parsimonia. Impetuoso y arrasando cuerpos y respiraciones. Que no sabe lo que es, pero está allí levantando palpitaciones, ansias y risas. Gabriela Torres Cuerva ha urdido una historia que se proyecta hacia rutas ignoradas por conciencias rectas. Se aventura a narrar un sereno ambiente sensual, donde sus personajes se desenvuelven y se envuelven así mismos, rodeados de agua y sol, de cielo y constelaciones, de miradas. Una historia breve pero mayúscula, ajena a límites cronológicos y edades. Tres cuerpos a quienes el deseo funde pero también separa.