Jorge Villalobos nos lleva con fuerza hacia la espesura de su nueva madurez. El poeta, cuyas obras se caracterizan por tener una puntería y liquidez excepcional, nos muestra ahora lo que se despliega cuando arrancamos de la carne la costra; una guerra. Entre matices filosóficos, cansancio y sudoraciones juveniles, No es nada personal nos reúne, proyectando lo que guardan los brillos en inevitables baches de la piel.
-Elizabeth Echemendía