Juan Vicente Melo ha construido en su original narrativa un mundo de emociones y sensaciones privado. Materia prima del cual son los sentimientos, el amor, el odio, la venganza. Pero para él, nos dice Afredo Pavón, el amor es algo más que una inmensa estepa verde. teiene cardos, venenos, miasmas, hombres y mujeres atados a rutinas insalvables, a traumas desgarradores, a odios infinitos, a credos inútiles, a ilusiones frágiles.
A partir de un lenguaje cifrado, no fácilmente comprensible para el lector distraído, y de una peculiar sintaxis que, con ayuda de los signos de puntuación, inserta el lenguaje interno -el mental-, Juan Vicente Melo desarrolla un discruso obsesivo donde palabras y frases reiteradas cran atmósferas opresivas.