Lo que está bien escrito es verdad, y lo que está mal contado es mentira: no hay más regla que ésa, dijo Carmen Martín Gaite. Y Antonio Bordón escribe verdades creadas, verdades exquisitas y licenciosas, tantas licencias como he podido, confiesa el autor. Borges, Virginia Woolf, Sylvia Plath, Wittgenstein, Brecht, Capote, Jesucristo y otra docena más de popes del pensamiento: a todos les regala Bordón una historia íntima, certera, diáfana.