De los relatos haitianos nos ha llegado la mítica y estrujante figura del zombi. Son en realidad personas a quienes se les sopla un polvo que los hará “morir” por unas horas, ser velados, llorados y enterrados. Despertarán después, para ser sacados con sigilo de su tumba por los malvados, ya convertidos en seres sin memoria y sin alma, y condenados el resto de sus días a trabajar en las plantaciones de azúcar, cómodos esclavos no rebeldes que sólo se alimentarán con plátano macho…
En las historias de este fascinante libro la autora ha soplado ese tibio polvo sobre sus personajes, colocándolos en esos momentos en que hombres y mujeres de la sociedad moderna y en todo el mundo parecemos actuar como zombis, sin memoria y sin alma… uno de estos estados alterados es, sin duda, el amor.
