¿Cómo se elige qué libros publicar? Algunos editores confían en sus criterios y en sus programas, mientras que otros tienen lectores «expertos», ajenos a la editorial, que valoran los textos por ellos, creando a veces situaciones inverosímiles o dramáticas, en donde los años de trabajo (genial o mediocre) de un autor quedan en manos de personajes velados. Tomando la forma de una obra de teatro, esta sarca´stica puesta en escena de los procesos de dictaminación es tan crítica como desoladora.
«Para el dictaminador, hacer un reporte de lectura es dinero en la bolsa. Pero, más que por el pago —que no es mucho—, o por el prestigio —que es inexistente—, el dictaminador lo hace porque mantiene la esperanza que guardaron, en algún momento, todos sus ancestros: la de descubrir, un día, en la pila de manuscritos arrinconados, un diamante en bruto.» —Guillermo Espinosa Estrada
«La frustración de Momo, el sujeto dictaminante, es parecida a la nuestra. Vamos en busca del libro que deseamos leer con la procuración de una necesidad honda y casi imposible de satisfacer.» —Daniela Tarazona