Nuestra vida cotidiana se alimenta de mitos: el automóvil, la publicidad, el turismo, el deporte. Aislados de la actualidad en la que emergen, aparecen como lo que son: la ideología de la cultura de masas moderna. Preocupado por develar el sentido de esos mitos profanos y su extendida credibilidad, Roland Barthes desnuda la espesa capa de significaciones que envuelve a los objetos de nuestra vida diaria, y expone en detalle el proceso de mistificación por el cual la cultura burguesa es transformada en naturaleza universal.
Aguda revisión de los lugares comunes de la sociedad de masas y primer desmontaje semiológico de su lenguaje, Mitologías inauguró una práctica intelectual. Barthes articula con armonía el conocimiento erudito y la elegancia de la escritura en un texto que escapa a la forma académica y asume un carácter profundamente político. Por su claridad estilística y la potencia de sus análisis constituye una excelente introducción a la semiótica.
Escritos mes a mes, estos ensayos no aspiran a un desarrollo orgánico: su nexo es de insistencia, de repetición. Aunque no sé si las cosas repetidas gustan -como dice el proverbio-, creo que, por lo menos, significan. Y lo que he buscado en todo esto son significaciones. ¿Son mis significaciones? Dicho de otra manera, ¿existe una mitología del mitólogo? Sin duda, y el lector verá claramente cuál es mi apuesta.