El retorno del humanismo cristiano
Necesitamos urgentemente construir un nuevo humanismo y para ello debemos echar mano de la ética y de la estética, de la moral y de la belleza.
Mística y política son dos actitudes frente a la vida: la primera representa la eternidad, la segunda lo efímero, lo temporal. Son, sin embargo, perfectamente compatibles, si se fundamentan en la ética y la estética, para convertirse en sólido basamento de un humanismo que sirva de contrapeso a la deshumanizada tecnología moderna.
Con profundos y sólidos argumentos, el autor desarrolla una teoría filosófica profundamente humana: el hombre no es nada más la bestia condenada a morir y a perderse en la nada; es, por lo contrario, un ser fortalecido por la esperanza de una existencia sublime, esperanza que le permite hacer de su vida en este planeta una obra artística de justicia, verdad y belleza.