Se dice que la línea recta es el camino más corto entre dos puntos. En el mundo real eso no es cierto: si queremos ir de un lugar a otro, tendremos que rodear obstáculos de diferente naturaleza, por lo que nuestra trayectoria alternará desvíos a la izquierda y a la derecha, formando, al final, un meandro. Además de estar presente en los recorridos, la forma de meandro permite acomodar cosas largas en espacios reducidos. El meandro nos invita a descubrir una de las formas básicas de la naturaleza y a conocer cómo ha sido aprovechada por el hombre.