Crónicas de la vida de las criaturas de la noche en una ciudad tan grande como el infierno.
Xavier Velasco, Premio Alfaguara 2003 con Diablo guardián, regresa a la literatura con la "aventura kamikaze" de contar su infancia y no inventarla.
Este libro tiene que ver con la buena vida. Por eso, con frecuencia, el narrador nos lleva a sitios de mala muerte. ¿Quién no encuentra la plenitud allí donde se hornean los antojos, se mima la inconciencia colectiva y el placer hace trizas al deber?
En este libro Xavier Velasco encarna a un narrador festivo y caradura, decidido a llevar la juerga hasta sus últimas palabras por bares, puticlubes e infiernillos afines. No quiere ser testigo, sino cómplice. Este libro es la huella literaria de un morbo con licencia, prisa y causa. Es la persecución romántica del peligro, la congestión de elíxires, la conjura de lunas. La lujuriante oferta de saltar al vacío y entender cada oficio, vicio y maleficio con azoro infantil y premura adolescente.