El tufo invade visiblemente el paisaje a medida que la pieza gira alrededor de un punto que no es el centro, así se formulan una a otra las escenas que revelan no más de lo que muestran. Como si el obturador tuviera la impunidad de contener los sentidos, en una panorámica que alberga hasta el más mínimo detalle de la conclusión. Leva en la sumatoria de los compuestos, en la definición del color, de las reglas que se deben para que el orden circule por la única arteria.