La diosa Ixel vengará a su pueblo El mar está lleno de extrañas leyendas, bestias míticas, osados bucaneros y grandes aventuras, pero ninguna historia resulta tan emocionante y miseriosa como la que están a punto de leer. Lo que comenzó como una expedición para desentrañar la misteriosa desaparición de barcos mercantes en el caribe, se convirtió en el último gran resplandor de una civilización extraordinaria. Ellos son los designios de la diosa Ixel, que ordenó a su amado pueblo a dar la última gran batalla contra el ejército conquistador. Volviendo sus armas contra ellos mismos, demostrando el orgullo de la gente del Mayab, la fuerza de los hombres del maíz y el valor de los hermanos del jaguar. Regresaron a la selva, no como una tribu vencida, sino con el honor y gallardura que caracterizó a esta gran cultura, esperando la señal de sus dioses para renacer. Este diario que ha llegado a mis manos, narra cosas que no son de la naturaleza de las indias españolas. Yo, el virrey de la Nueva España, Don Antonio de Mendoza, decretó que toda esta historia y el origen de estas palabras queden en secreto. Pero, en afecto de mi amigo y cosmógrafo Alonso de Balbuena, ruego a nuestro señor para que su aventura quede en silencio, mas no desaparezca para siempre. Don Antonio de Mendoza
