Francis Petrel tenía poco más de veinte años cuando su familia lo recluyó en el psiquiátrico tras una conducta imprevisible que culminó en una crisis. Pero un reencuentro en los terrenos de la clausurada institución remueve algo profundo en la mente agitada de Francis: unos recuerdos sombríos, que él creía haber enterrado, sobre los truculentos hechos que condujeron al cierre del Western State Hospital, y el asesinato sin resolver de una joven enfermera, cuyo cadáver mutilado fue encontrado una noche después de que se apagaran las luces.
La policía sospechó de un paciente, pero solo ahora, con la reaparición del asesino, se conocerá la respuesta.
John Katzenbach demuestra su destreza para provocar la tensión en el lector, tal y como hiciera en El psicoanalista.