Al final de ESTE DECIR Y NO DECIR, Eduardo Hurtado (Ciudad de México, 1950) comenta: "Como facultad de la especie, la poesía es un puente entre el hombre individual, su época y los días por venir; entre lo vivo, lo muerto y lo que no ha nacido. Por lo tanto, es asimismo un diálogo con los seres que se han ido y cuyo espíritu vuelve a expresarse como voz y presencia." El poeta verdadero, y el autor de estos amenos y generosos ensayos lo es por partida doble, como vate y crítico, no cesa, como apuntaba Quevedo, de conversar con sus difuntos; por eso, en estas páginas se escucha el diálogo que sostiene con espíritus diversos, Garcilaso, San Juan de la Cruz, Bashoo, Arquíloco, Whitman, Tablada, Vallejo, López Velarde, Montale, Valéry, Paz...