Aplicada a los años 80 argentinos, la teoría del Carnaval Negro que desarrolla este ensayo surgió de una realidad sociológica, la proliferación de poemarios escritos por mujeres, y una observación literaria: la recurrencia de un imaginario simbólico que recoge elementos escenográficos procedentes del teatro clásico, los rituales indígenas y, muy especialmente, el carnaval. Entre bambalinas subraya una preocupación por el sujeto del poema y su formulación en tres fases: extrañamiento, alienación y desdoblamiento. Partiendo de ahí, el Carnaval Negro consistió en una escenificación de lo siniestro: su mascarada evidencia los mecanismos de normalización de lo atroz que puso en funcionamiento la última dictadura.