En los poemas de En nuestros ojos el canto a la mujer se hace con los nombres de la tierra: este libro está lleno de árboles, de nubes, de sangre de flores, de lluvia. Andrés Ramírez nos da el secreto de su misterio: si la religión de la mujer que proclamaban Jules Michelet y Robert Graves está viva, entonces las piezas de este libro son poemas religiosos que arman un rompecabezas terrenal y simbólico, inspirados en esta devoción que sobrecoge en la presencia de una Naturaleza al mismo tiempo grandiosa y vulnerable, luminosa y terrible, como el ser femenino.