Virginia Woolf conoció en carne propia la importancia de contar con una habitación propia para dedicarse a la literatura. No se trataba de un capricho arquitectónico o un mero requisito de privacidad, sino de un símbolo del espacio, físico y mental, que las mujeres debieron conquistar para dedicarse a pensar y escribir en pie de igualdad con los hombres. Y es que, para ser eficaz, la revolución feminista ha debido prestar atención a las condiciones materiales, sociales y económicas que han dado sustento a la discriminación.
En estas páginas, Lucía Melgar recorre algunas de las obras clave de once autoras latinoamericanas para identificar su forma personal de entender el oficio y para detectar sus ideas, convencionales o rupturistas, sobre el rol de la mujer, sobre la equidad de género, sobre las peculiaridades de la mirada femenina. La lectura atenta y original que la ensayista hace de las chilenas María Luisa Bombal y Alejandra Costamagna, las argentinas Silvina Ocampo, Selva Almada y Mariana Enríquez, las mexicanas Rosario Castellanos, Elena Garro, Inés Arredondo y Carmen Boullosa, la brasileña de origen ucraniano Clarice Lispector y la uruguaya Cristina Peri Rossi sirve como invitación para profundizar en obras con un amplísimo arco temático, estilístico, emocional, pero que de alguna manera coinciden en un punto: la búsqueda de esa habitación propia que permita desarrollar una literatura personal.