Como niño travieso en las aguas del origen Donatello buceaba adentro de las piedras y descubría en el mármol los rostros de los santos; buceó después en el metal del tiempo bajo la noche limpia de Florencia o en los caminos que llevaban a Roma y obtuvo los tesoros de la mañana limpia del mañana. Donatello veía lo que otros no veían y buceaba, exploraba, descubría el alma oculta de la historia adnetro de los bronces y los bloques de Carrara. Donatello buceaba y creaba en silencio los rostros de Judith y los apóstoles o hacía volar, en bronce, el caballo ligero del general Gattamelata para que éste subiera al cielo en su montura. Donatello buceó para que viéramos un perfil luminoso -pero en bajorrelieve- del futuro del hombre y de la historia.