Chispazos inesperados, breves instantes luminosos. Los relatos reunidos en el presente volumen plantean interrogantes. Suscitan sonrisas cómplices. Aturden con sus ondas expansivas. Ahogan convicciones. Destruyen la incierta comodidad de una tarde de verano. Quizá porque las minificciones de Agustín Cadena representan el eco de múltiples lamentos, aquellos que se escuchan en el silencio de las grandes urbes por donde pasea su imaginación privilegiada.