Después de varios años de vivir en Estados Unidos, la hija de un hacendado regresa a Puebla para enfrentar su pasado, y decidir el destino de latifundios y propiedades heredadas y conseguidas por su padre mediante abusos y explotación. Gabriela lidiará con los reclamos de quienes exigen justicia y tierras para trabajar, y las codiciosas pretensiones de un gobernante inspirador de leyendas e historias de terror: Maximino Ávila Camacho.
Desde una visión optimista, esta novela de Sergio Ortega y Rodríguez ofrece salidas serenas y firmes ante problemas muy serios y peligros inminentes. El escritor considera que sí es posible alterar el rumbo determinado por los poderosos y lograr que impere la justicia en un entorno de desolación y pobreza.
Al revisar la historia de México, y en especial la de Puebla, este libro contribuye, desde las licencias que permite la ficción, diseccionar el papel de sus protagonistas: autoridades y políticos, ricos y poderosos, mujeres y hombres del pueblo, en una época que buscaba -como hoy se pretende- afianzar la legalidad y cumplir las expectativas de la Revolución.
