¿Cómo albergar de manera virtuosa las nuevas conductas y los nuevos valores abiertos con la transición democrática en el marco de instituciones y leyes heredadas del pasado autoritario, creadas para fines no democráticos? Si algo sugiere de manera dramática la actual turbulencia política en México es la imperiosa necesidad de actualizar de una vez por todas nuestras normas e instituciones, pues las vigentes no reponden a los imperativos de una auténtica democracia.