DE ESPÍRITU JUSTICIERO
MAGAÑA FIGUEROA, DAVID
Lenin me desterró, afirmó que era forzoso que me tragara la tierra. Desde mi punto de vista, no. Sin tiempo para planear pensé en tres posibilidades. Como primera se me ocurrió la Sierra Gorda de Querétaro; admiro a Fray Junípero y su odisea de fundar misiones en lugares inhóspitos durante el siglo XVIII. Cuando cursaba prepa, invitado por Dante Pueblito, vacacioné quince días por ese rumbo. Concluí que las comunidades rurales, por encantadoras que las vendan al turismo, no son lo mío. Me fastidia perder el tiempo en pueblos pedorros que califican como mágicos.