La magia nos intriga y nos seduce. Si somos muy racionales siempre tratamos de encontrar ese truco que pareciera no existir y que, sin embargo, nos motiva a seguir expectantes. Pero a veces, cuando nos abandonamos a nuestros sueños y pasiones, flaqueamos ante la maravillosa idea de que la magia realmente existe, de que aquello que se observa es una realidad secreta.