En este volumen Luis Vergara tiene la audacia de reconstruir la historia de la ahistoricidad del dogma católico, al tiempo que intenta reconciliar lo que, a estas alturas, para varios parecería irreconciliable: el contenido dogmático de la revelación como ha sido comprendido por la Iglesia con la doctrina del Jesús histórico, sin más. Por otro lado, aborda una inquietante cuestión teológica: ¿la Encarnación de Dios en el Jesús de la Historia se agota en él o cabe argüir que, más bien, es preciso comprender la encarnación como una vocación de cada ser humano?; es más: ¿cabría afirmar que la vocación histórica, no sólo de la humanidad sino de toda criatura es la Encarnación universal?