En esta novela, Silvia Larrañaga nos muestra que una sucesión de acontecimientos puede cumplir a cabalidad con la Ley de Finagle, según la cual "Si algo puede andar mal, andará mal"; que las coincidencias pueden adquirir un cariz de sentido si se las pone en el orden adecuado; que lo posible, en fin, se vuelve probable. En la historia de Lucia Tixieris —la protagonista— asistimos al conflicto que representa sumirse en un viaje interior en la búsqueda de sentido del mundo, pues, como ella misma nos dice "El desorden lleva al orden a través de la acción, pero una vez que hemos obtenido el orden ya no hay nada mas que hacer y entonces es cuando asoma, o puede asomar, la depresión."