El 2 de enero del 2000, justo con la llegada del nuevo milenio, aparecía en la jornada semanal una nueva columna dedicada de manera particular a abordar las diferentes aristas del cine mexicano una cinematografía armada por retazos, ya que cada sector de la comunidad fílmica cree que el suyo es el único que importa, descalificando sobretodo aquellos dedicados a señalar aciertos y errores desde la trinchera mas modesta del gremio: la critica del cine.