Chicks I know se nos presenta como un testimonio de la presencia de las mujeres en los procesos de creación. Las vemos apropiarse de la discusión en torno al arte, al lenguaje, a una serie de inquietudes con mayúsculas que, según ciertos señores, todavía no nos corresponden del todo. Desafiando la solemnidad inherente de esta clase de asuntos, cada protagonista de su propia página ofrece su mirada inmersa en un espacio íntimo (un estudio, un café, una habitación), recreado con las líneas inmediatamente reconocibles de Powerpaola, que ofrecen así al mismo tiempo un elenco de voces diversas y el gesto inequívoco y personalísimo del dibujo de la autora que las filtra. En el conjunto, las miradas se complementan, se contradicen, se enriquecen para dar una continuidad al infinito de estas reflexiones individuales que terminan por construir un saber colectivo. Esta pequeña comunidad de papel y tinta nos invita a seguir aportando a los saberes dichos desde nuestros distintos lugares y experiencias, desde nuestros procesos creativos y conexiones con quienes están, con las que estuvieron antes y con las que continuarán la conversación cuando nosotras ya no estemos.