BERLÍN. LIBRO UNO. CIUDAD DE PIEDRAS

BERLÍN. LIBRO UNO. CIUDAD DE PIEDRAS

Editorial:
ASTIBERRI
Año de edición:
Materia
Novela gráfica
ISBN:
978-84-935385-9-0
Páginas:
216
Encuadernación:
Pasta dura
Colección:
Sillón orejero
$ 535.00
IVA incluido
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Hay obras que tienen el poder de sobrecoger aún desde fuera y lejos y Berlín, Cuidad de piedras, Libro uno de Jason Lutes es una de ellas, al menos para mí.

Lo primero es que ya sepamos que semejante tomo es el Libro uno, lo que nos habla –físicamente, en un primer momento- ya de la enormidad de la obra. También que abarque un periodo de la historia reciente tan convulso como apasionante, tan delicado como peligroso y tan complicado de tratar sin caer en fáciles prejuicios. Tercero, los rumores, que siempre llegan a alcanzarte, de la complejidad de la obra en sí, de lo mucho que le ha costado al autor volcar sus querencias en este primer volumen: esos comentarios que, dicho sea de paso, abren el apetito pero cierran la boca del estómago, que te hacen acariciar el lomo y que te paralizan los dedos al querer abrirlo. Y ahí, en ese instante, si se llega a superar el trance, ya no hay vuelta atrás: quedas enganchada, subyugada desde la primera página, en la que nos encontramos a una mujer –que intuimos protagonista- viajando en el compartimiento de un tren, acompañada por un joven de uniforme característico y con una sombra acechando en la puerta, calado con sombrero de la época, para que no dudemos del género del que será el tercer personaje en ese pequeño y escogido grupo. Y, como en un tren, el tebeo nos mece y nos lleva desde esa primera página, irremisiblemente, capítulo a capítulo, hasta la última, que –por supuesto- no les vamos a adelantar, pero que como bien pueden suponer, no ha conseguido más que dejarnos la miel en los labios, con ganas de decir adiós a la crisis y salir corriendo a por Libro dos, de reciente y esperada edición por Astiberri, en su apropiada colección Sillón Orejero.

Los iniciales protagonistas dejan sitio a un complejo grupo coral que nos pasea por ese Berlín de entreguerras, sede de las vanguardias y con el sello de alternativo desde entonces: bien se cuidan los berlineses de no perderlo, de resurgir una y otra vez de sus cenizas y de que también lo consiga su querida cuidad, siempre en el ojo del huracán por razones políticas que acaban llevándola de la cima a la ruina casi sin pausas, consiguiendo que brille con absoluto esplendor aunque sea por poco tiempo cada vez.

Difícil es la época elegida por el autor para enmarcar su obra: la revolución bolchevique empieza a expandirse y calar hondo en el proletariado berlinés, harto de unos dirigentes que les ignoran y les mantienen medio muertos de hambre; ese mismo descontento, hace que empiecen a movilizarse los nacionalsocialistas, pero encontrando otras víctimas a las que culpar de los males de la sociedad alemana: así, unos y otros, van sembrando la semilla que acabará en el unos contra otros. Así, Lutes nos presenta una compleja sociedad que empieza a fragmentarse en diferentes grupos: los que nunca van a salir perdiendo, que siempre existen y que se mueven en estos ríos revueltos como hábiles nadadores; los intelectuales, que escriben lo que serán las consignas venideras para unos y otros; los estudiantes y artistas, enfrascados en sus guerras personales y que pugnan por ser lo más de la vanguardia del momento; los que no quieren tomar partido, pero que saben que terminarán por hacerlo, aunque esperan que sea más tarde que pronto y los que se ven obligados a hacerlo desde el primer momento, empujados por razones tan poderosas como el hambre.

De cada uno de estos estamentos sociales, el autor nos hace partícipes, describiéndonoslos a través de personajes concretos que nos implican y ponen de relieve el decorado, el trasfondo berlinés de aquellos años y que, acaso, nos ayude a comprender algo mejor cómo se llegó al nivel de barbarie posterior.

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