¿Podemos aumentar la inteligencia del bebé mediante juegos y ejercicios? La respuesta es sí: al nacer, el cerebro del ser humano es muy inmaduro en comparación con el del resto de los animales. Un recién nacido posee una parte ínfima de las capacidades que llegará a adquirir con el paso de los años y es mucho más dependiente de sus padres cualquier otra especie. La razón es que su cerebro no está programado, sino que es prodigiosamente moldeable. Aprovechar esta gran capacidad de aprendizaje y adaptabilidad del cerebro es el objetivo de la estimulación temprana.
La estimulación que un niño recibe durante sus primeros años de vida, en forma de juegos, experiencias, actividades y ejercicios como los que se escriben e ilustran en este libro, tiene una importancia fundamental para el desarrollo de su inteligencia, pues la máxima maleabilidad del cerebro y el mayor desarrollo neuronal coincide con la etapa que va desde el nacimiento hasta los tres años de edad, para luego decrecer rápidamente.
Estos programas, además, potencian la relación entre el bebé y sus padres, así como la motivación para el aprendizaje, ayudando a formar niños felices