Es una novela fragmentada, o colección de cuentos, que consiste en la reedición del libro La guerra no importa (1983), un reconocimiento a la fuerza de la voz de Cristina Rivera Garza cuando comenzaba. Una voz que intuye el quiebre de la realidad por el vicio de la violencia, y no de la violencia evidente, sino intrínseca en las relaciones con los otros, con la familia y con la ciudad.