Sigues teniendo semejanza dispersa con ese maldito Cirlot, cuyos libros guardo cariñosamente dedicados. Pero tú eres más decidido y menos planeta. Bueno, tú eres más humano.
Clemente Alonso Crespo
Miguel Labordeta ha sido poeta desde la soledad y desde el confín de la reducida provincia. Su sensibilidad estremecida, excitada por un dolor desarbolado, tampoco necesitaba más: poseía un corazón volcánico, grandes intuiciones y un modo de entender la existencia que le situaba siempre ante el espejo como un ser frágil, abandonado, perdido.
Antón Castro