Ante una sospecha de autismo, la intervención temprana es crucial.
Los retrasos madurativos y los síntomas de un trastorno del espectro autista suelen aparecer antes de los dieciocho meses. Sin embargo, rara vez se diagnostican antes de los cuatro o cinco años de edad. ¿Pueden ayudar los padres a sus hijos con anterioridad a la intervención profesional? La respuesta es un rotundo sí: ese apoyo temprano marcará la diferencia. Mary Lynch Barbera, que pasó de ser una madre preocupada a una experta en análisis conductual reconocida en todo el mundo, ha creado un enfoque propio que combina la ciencia del análisis conductual aplicado con una metodología positiva y lúdica.